¿Los efectos supresores del apetito de las anfetaminas compensan con creces su neurotoxicidad al determinar sus efectos a largo plazo sobre la disminución del cerebro?

La anfetamina no es necesariamente neurotóxica. De hecho, en pacientes con TDAH, cuanto mayor sea el uso, mayor será la mejoría sintomática. No solo eso, sino que estas mejoras sintomáticas se asocian con cambios morfológicos y funcionales en el cerebro. La supresión del apetito no tiene nada que ver con la neuroprotección, y las dos premisas de estas preguntas son falsas. Ahora el abuso de anfetaminas puede ser neurotóxico, sí, pero el uso clínico puede ser útil.