¿Qué parte juega la inflamación en el cáncer?

La inflamación per se no es preneoplásica o predispone a malignidad. Es un proceso benigno en el cual las citoquinas (que son ciertos moduladores químicos que el cuerpo produce en respuesta a un proceso inflamatorio) resultan en los cinco signos cardinales de inflamación: rubor (enrojecimiento), calor (calor), dolor (dolor), tumor ( hinchazón del área afectada, no la maligna) y la pérdida de función de esa parte. Usualmente es de corta duración y está contenido por los mecanismos inmunes del cuerpo o antibióticos externos y agentes antiinflamatorios.

Sin embargo, si un proceso inflamatorio se vuelve crónico, puede conducir a una posible malignidad. Debido a un proceso inflamatorio crónico y un trauma repetido en el área, esa área sufre cambios en su estructura para adaptarse a esa situación. Eso se llama metaplasia, que generalmente implica cambios en el epitelio del área para hacerlo más resistente a la inflamación crónica. Esta metaplasia, si no se controla, pronto puede dar lugar a un cambio maligno con una malignidad completa. Tal proceso lleva tiempo, usualmente años para suceder.

Ejemplos de tales casos son: 1. debido a la enfermedad por reflujo ácido crónico, el esófago inferior cambia a lo que se conoce como esófago de Barrett y finalmente al adenocarcinoma del esófago. 2. Una vesícula biliar con inflamación crónica puede dar paso a un carcinoma de vesícula biliar más grave. 3. La irritación crónica debida a aparatos ortopédicos mal ajustados puede dar lugar a un carcinoma de lengua o cavidad oral.