El problema es que solo una pequeña fracción de los problemas de salud mental tienen una solución quirúrgica.
La neurocirugía es muy precisa en estos días. Podemos identificar con precisión partes del cerebro y extraerlas si están enfermas (por ejemplo, si hay un tumor o un absceso).
Sin embargo, la enfermedad mental no funciona de esta manera, con solo una parte del cerebro que sale mal. En cambio, creemos que la enfermedad mental es causada por problemas en todo el cerebro (o al menos, grandes partes de la corteza), donde los niveles de neurotransmisores pueden ser anormales; donde se han producido malas conexiones sinápticas; u ocasionalmente donde hay una degeneración de un sistema previamente funcional. Ninguno de estos puede repararse mediante cirugía, sin importar cuán hábil sea la persona que empuñe el bisturí.
