En general, es genial. Pero hay algunas trampas.
- Todavía tengo mis jeans viejos, desde que pesaba 45 libras más. Si estoy de mal humor, a veces incluso los uso. Esto mejora por completo mi estado de ánimo, porque es un recordatorio muy directo de que algunas cosas, definitivamente, “podrían ser peores”.
- Solía ser muy consciente de cosas como usar ropa de baño o ir al gimnasio. Me sentí como un idiota gordo. Ya no es el caso, en cambio me siento cómodo y seguro. Hazme bien, no soy Adonis, pero estoy bien.
- Empecé a pensar en mejorar mi guardarropa, de hecho, me puedo imaginar algunas cosas interesantes que ahora me parecerían decentes.
- Buuuut, me preocupa que venga como un asno arrogante. No quiero sonar como si considerara a las personas de menor valor si su forma de cuerpo está más lejos de los “ideales”.
- Más importante que la apariencia, es el hecho de que mi cuerpo funciona mucho mejor. Hace 2 años mi estado físico era tal que trotar por un minuto era lo máximo que podía hacer. Ahora puedo correr durante 90 minutos seguidos. Muchas cosas que solían ser difíciles hoy son fáciles o triviales.
- Recibes muchos cumplidos. Se siente bien. Acude al médico para su revisión anual y él le dice: “Estás en muy buena forma”. Esto difiere, en gran medida, de lo que solía decir.