A medida que las especies (no los individuos) envejecen, gradualmente pierde su plasticidad para adaptarse al nuevo tipo de ambiente. La razón de esta pérdida de plasticidad no es difícil de imaginar: el efecto fundador, la deriva genética, la barrera al flujo de genes entre diferentes poblaciones, la acumulación de carga genética tienen su efecto. Además, como un taxón se especializa en responder a las señales ambientales, pierde su amplia base genética.
Cuando el clima en su rango cambia (puede deberse a razones geológicas) o surge un nuevo competidor para el mismo nicho, una especie tan envejecida y, por consiguiente, muy especializada a menudo no logra adaptarse y lentamente se extingue.
