“Obesidad” no es más que una ecuación matemática. Lo “solucionamos” al terminar con el estigma creado al reducir las personas a números y verlos como, bueno, personas.
Ahora, si queremos enfocarnos en las personas saludables, algo que alentaríamos, lo hacemos abordando varios problemas. Una es asegurarse de que las personas tengan acceso a alimentos de calidad. Nos aseguramos de que las escuelas proporcionen alimentos nutritivos y deliciosos, a diferencia de los horribles almuerzos brindados como resultado de la campaña que comenzó la ex Primera Dama, que hizo poco para ayudar.
Otra es cambiar los cursos de fisioterapia por completo, para ayudarles a los estudiantes a encontrar actividades que les gustan y que no están destinadas a enfrentar a los niños entre sí. Los deportes competitivos existen fuera de los cursos físicos para los niños interesados.
Educamos a las personas sobre los beneficios del ejercicio y les ayudamos a encontrar formas de mover sus cuerpos que les resultan emocionantes y agradables. Les enseñamos que es algo positivo, y no un castigo por comer los alimentos “malos” que comieron.
Dejamos de ver el tamaño corporal como un todo para la salud, porque no lo es. Dejamos de estigmatizar a las personas por ser “demasiado grandes” o “demasiado delgadas” y aprendemos que un tamaño realmente no sirve para todos. Celebramos el cuerpo por lo que hace por nosotros, por sus habilidades asombrosas y notables, en lugar de por su aspecto en comparación con otros cuerpos.
