(Mis disculpas por la larga respuesta)
Hay algunas razones diferentes para esta diferencia entre nosotros y otros animales. Primero veremos otros animales y por qué no parecen estar confrontados con este problema. Cuando se trata de dieta, la mayoría de los animales se pueden dividir en dos grandes categorías:
- Aquellos que eligen su comida por instinto.
- Aquellos que aprenden qué comer de otros de su especie.
Es poco probable que los animales que entran en la primera categoría elijan el alimento equivocado, por temor a que sea un peligro genético. Existe una fuerte presión selectiva contra el consumo de alimentos no saludables ya que los individuos más sanos son los que viven más tiempo y producen más crías, por lo que habrá una mayor probabilidad de que su inclinación genética a comer los alimentos correctos se transmitirá a la próxima generación.
Los animales que entran en la segunda categoría incluyen a nuestros parientes más cercanos, los otros primates, y si los observamos podemos ver que los individuos jóvenes aprenden qué comer y dónde encontrarlo observando a los adultos de su especie. Probablemente fue allí donde comenzamos, pero luego cambiamos un poco las cosas a través de la evolución cultural. Cuando comenzamos a cultivar, cambiamos nuestras elecciones y cuando empezamos a refinar los alimentos, los volvimos a cambiar. Por ejemplo, con la excepción de saquear la colmena de abejas, el acceso al azúcar pura es poco común en situaciones naturales y nuestro cuerpo no está adaptado para soportarlo, así que lo almacenamos como grasa y nos volvemos obesos. No es sorprendente que esto también les suceda a otros primates en cautiverio si se les da acceso a alimentos refinados.
Agregue a esta situación ya problemática nuestro acceso exclusivamente humano a la información instantánea de todo el mundo, a través de libros, revistas e Internet y nuestra tendencia a seguir las tendencias y las modas. Así que ahora, en lugar de seguir a nuestra madre a través del bosque y comer solo las mismas frutas maduras que ella ha elegido, estamos siguiendo el último blog de un gurú de la comida autoproclamado y no bebimos nada excepto jugo de piña durante siete semanas en la errónea idea de que esto ‘limpiará’ nuestros cuerpos de ‘toxinas’.
encoge de hombros