Mucha gente cree que romperse el cuello es “solo un mal hábito”. Creo que una mejor analogía es pensar que es como cojear. Si cojea, no es “solo un mal hábito” sino una señal de un problema subyacente.
Muchos de mis pacientes describen que con frecuencia se rompen el cuello. Nunca aconsejé a alguien que se detuviera, eso sería tan tonto como decirle a una persona lesionada que deje de cojear.
En cambio, describo lo que pueden esperar a medida que corregimos la mecánica de su columna vertebral.
- El agrietamiento puede aumentar inicialmente: a medida que se instalan los cambios en la mecánica de su columna vertebral.
- La urgencia disminuirá: en otras palabras, el paciente no se detendrá porque cree que debería parar, sino porque el impulso, a menudo descrito como una necesidad de aliviar la tensión, ya no persiste.
Este patrón es bastante consistente en la mayoría de los casos de craqueo de cuellos. Por lo general, me escribo una nota en el expediente del paciente y después de unas cuantas visitas le preguntaré con qué frecuencia se están partiendo el cuello. Respuesta típica: “Ah, sí, olvidé que solía hacer eso”.