Desde un punto de vista farmacológico, no importa.
La mayoría de los antibióticos se pueden mezclar con cantidades moderadas de alcohol sin ningún problema. A lo sumo, mejorarían algunos de los efectos secundarios de los antibióticos, como el mareo, pero es poco probable que suceda si no padeces ninguno de estos efectos y no tomas drogas en exceso. Algunos antibióticos (como metronidazol y TMP-SMX) pueden tener una reacción más fuerte al alcohol, causando dolores de cabeza y náuseas. Pero incluso entonces, el alcohol no reduce la efectividad de los antibióticos.
Ahora, lo que hará el alcohol (especialmente en grandes cantidades) es retardar el proceso de curación. Su sistema inmune será más débil y sus síntomas empeorarán. Si bien no necesitará más antibióticos o más fuertes, podría terminar sintiéndose mal por más tiempo de lo necesario.
Así que mi sugerencia es que dejes de beber cuando empieces a sentirte mal (con antibióticos o no) y que solo reanudes después de que hayas terminado con los antibióticos y te hayas sentido mejor.