“Respirar es un proceso automatizado, controlado por el cerebro. Al monitorear los niveles químicos en la sangre, el cerebro puede determinar si la respiración funciona correctamente. Si las señales al cerebro indican que algo está mal, el cerebro puede alterar la velocidad El problema de la obstrucción de las vías respiratorias (que es lo que sucede cuando se está roncando) es que incluso si el cerebro reconoce que hay un problema, aumentar el esfuerzo respiratorio logra muy poco. Además, el bloqueo de la respiración resulta en oxígeno niveles en la sangre cayendo. Esto es algo que al cerebro no le gusta mucho “.
¿Y sabes lo que sucede cuando el cerebro se ve privado de oxígeno? Pánico. Cuando entra en pánico, el flujo sanguíneo se ve afectado. Y a medida que el cerebro actúa como el sistema de control para el sistema nervioso, esta sensación de pánico provoca toda una gama de problemas.
Compuesto por 11,000 niños durante un período de seis años, comenzando a los 6 meses de edad, los resultados de este estudio son imposibles de ignorar.
Los investigadores no solo encontraron que los niños que roncaban, respiraban por la boca o tenían apnea del sueño tenían una incidencia más alta de los problemas de conducta enumerados anteriormente, pero tenían entre un 50 y un 90 por ciento más de probabilidades de desarrollar síntomas similares al TDAH que los respiradores normales.
McIntosh explica que, “Aquellos niños que sufrieron más severamente la respiración desordenada alrededor de los 2½ años tenían el mayor riesgo de hiperactividad, y los niños que dejaron de roncar con el tiempo, eran aún más propensos a tener problemas que los niños que nunca habían roncado. ”
Así que, ¿qué significa?
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Si nota que su bebé o niño ronca “en el registro”, no lo ignore. Si nota que su hijo padece alguno de los problemas anteriores y es un roncador habitual, hágalo saber lo antes posible.
“Se supone que los niños no deben roncar. Si roncan 4 noches de la semana, o más, o respiran por la boca, o rechinan los dientes, ahora hay suficiente evidencia para justificar una revisión especializada”, recomienda McIntosh.
“Dicha revisión debe evaluar exhaustivamente las vías respiratorias para buscar obstrucción, y donde existe tal obstrucción, el tratamiento debe ser conveniente para tener el mejor resultado para el niño y su cerebro”.