¿Por qué es posible sorprenderse o asombrarse en un sueño, cuando nuestro propio cerebro debe saber qué va a pasar?
Cuando está despierto, ¿nunca tuvo la experiencia de recordar algo repentinamente, un encargo que debería haber hecho, por ejemplo? Estás caminando por el pasillo y, de repente, te paras y te dices a ti mismo: “¡Maldición! ¡Lo sabía!…