¿Cómo una mascota cambió tu salud para mejor?

Mi gato y todos mis gatos pasados ​​han ayudado a mi salud mental al mejorar mi estado de ánimo. Me han hecho reír de alegría por sus travesuras. Me han calmado cuando me he sentido molesto al venir a mi regazo en el momento justo. Me han enseñado la forma correcta de meditar: perfectamente calmada, exquisitamente consciente, cortos períodos y muy a menudo. Me han ayudado a amar profundamente.

Mi perro y todos mis perros pasados ​​han ayudado a mi salud física al requerir buenos paseos todos los días. Me han enseñado el yoga de bañarse y arreglarlos. Me han enseñado el valor del juego, que me ayuda en todos los sentidos. Me han enseñado acerca de la compasión en cada situación, y cómo ser un verdadero compañero de equipo, un verdadero compañero a través de su compañía. Me han ayudado a amar profundamente.

Mi caballo y todos mis caballos pasados ​​me han ayudado en todas las facetas de mi vida: mi bienestar mental, físico y espiritual. Me han enseñado el valor de la fuerza física central. Me han enseñado cómo administrar mi energía. Me han enseñado qué es el poder y qué poder no es. Me han enseñado a respetar a los demás y a respetarme a mí mismo. Me han enseñado a hablar en voz alta mis sentimientos como los siento, aunque solo sea para mí mismo. Me han hecho darme cuenta de que siempre hay un hombro ancho, cálido y fuerte en el que llorar, si es necesario. Y me han enseñado a no demorar demasiado tiempo en la tristeza. Me han mostrado cómo estar consciente de la conciencia de los demás y reunirse con los de naturaleza simpatica. Me han enseñado sobre la amistad y la fidelidad. Me han enseñado a comer bien, a comer energía y a pastar entre los muchos platos disponibles. Ellos me han enseñado disciplina y organización. Me han enseñado sobre la salud financiera y la solidez. Me han enseñado cómo se siente un corazón lleno. Pero, sobre todo, me han enseñado a amar profundamente. Muy profundamente

¡Un pez no me ha enseñado una maldita cosa!