Es normal perder agua de su cuerpo todos los días al sudar, respirar, orinar y defecar, y a través de las lágrimas y la saliva (saliva). Usualmente reemplazas el líquido perdido bebiendo líquidos y comiendo alimentos que contienen agua. Si pierde demasiada agua o no bebe y come lo suficiente, puede deshidratarse.
Los bebés son más vulnerables a la deshidratación, por eso se les debe prestar atención inmediata, especialmente si observa estos síntomas:
- Punto débil hundido (fontanela) en su cabeza
- Pocas o ninguna lágrima cuando lloran
- Boca seca
- Pocos pañales mojados
- Somnolencia
- Respiración rápida
Presión arterial alta y baja: el volumen de sangre del cuerpo no es suficiente para llenar por completo todo el conjunto de arterias, venas y capilares.
Gastritis, úlceras estomacales: para proteger sus membranas mucosas de ser destruidas por el fluido digestivo ácido que produce, el estómago segrega una capa de moco.
Problemas respiratorios: Las membranas mucosas de la región respiratoria están ligeramente húmedas para proteger el tracto respiratorio de las sustancias que pueden estar presentes en el aire inhalado.
Desequilibrio ácido-alcalino: la deshidratación activa una desaceleración enzimática que produce acidificación.