La noción de que la glándula pineal tiene un papel central que desempeñar en lo que respecta a la conciencia proviene de Descartes, que colocó el asiento del alma allí. El consenso de hoy no está en línea con el razonamiento de Descartes sobre este tema en particular.
En la neurociencia moderna, el libre albedrío está mucho más correlacionado con el lóbulo frontal. Cuando se daña, muchas de las acciones asociadas con el libre albedrío (como la planificación, la acción, la inhibición de impulsos, etc.) se localizan allí. Pero, en verdad, el cerebro funciona un poco como un juego de tenis. El cerebro envía información para ser procesada de ida y vuelta en ciertos circuitos, y si un jugador de tenis está ausente, la información no se procesa correctamente.
En términos de libre albedrío, o comportamiento autodeterminado, se puede decir al respecto que hay algunas funciones que parecen ser más o menos necesarias, situadas principalmente en el lóbulo frontal, pero en realidad, una pérdida de una función en otro lugar ( el otro “jugador”) puede volver inútil esa facultad particular.