El alcohol en el vodka, en pequeñas cantidades, suprime las inhibiciones del deseo sexual y por lo tanto aumenta la libido. En mayor cantidad, el vodka deprime el sistema nervioso central. Esto conduce a la supresión de las funciones sexuales, lo que resulta en la disfunción eréctil. Estos efectos en la hombría son temporales.
No retrasa la eyaculación, sin embargo, puede parecerle al bebedor que el sexo se prolonga debido a la intoxicación.
No causa ningún cambio en el tamaño o la sensibilidad del pene o la vulva.