El rascado continuo puede provocar una infección secundaria. La picazón intensa hace que sea difícil resistir el rascado. Como resultado, puede romper la superficie de la piel y causar llagas abiertas. Esto hace que las personas sean propensas a desarrollar infecciones bacterianas en la piel. Por ejemplo, la infección llamada impétigo es una de las complicaciones más comunes causadas por la sarna.
Los síntomas pueden incluir ampollas rezumantes de color miel. Se recomienda tratar las infecciones de la piel con medicamentos recetados. Además, también se sabe que la sarna empeora algunas condiciones preexistentes de la piel, incluido el eccema. Cuando se lo deja sin tratamiento, la enfermedad puede transmitirse a cualquier persona con la que se encuentre en contacto prolongado. Además, la sarna regular puede convertirse en una complicación conocida como sarna costrosa. Miles de ácaros infestan todas las partes del cuerpo. Sin embargo, a diferencia de la sarna común, la erupción causada por la sarna con costra no pica. Esta afección generalmente afecta a las personas con un sistema inmune pobre o debilitado. Debido a la gran cantidad de ácaros, la sarna con costras es extremadamente contagiosa.
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