Investigadores dirigidos por la profesora Silvia Bisti han demostrado que el azafrán tiene efectos notables en los genes que regulan el rendimiento de las células de visión clave del ojo y no solo protege las células de visión (fotorreceptores) del daño, sino que también puede ralentizar e incluso revertir el curso de enfermedades cegadoras tales como la degeneración macular relacionada con la edad y la retinosis pigmentaria.
La miopía es un error de refracción, es un problema con el enfoque de la luz en la retina debido a la forma del ojo, esto no puede ser corregido por el azafrán.