Es cierto que nuestro sistema inmune nos protege de patógenos nocivos y otros invasores. Estas reacciones inmunes deben aparecer en ráfagas cortas, producir una gran cantidad de moléculas que matan a los invasores y dañar los tejidos circundantes, lo que conduce a los signos clásicos de inflamación: hinchazón, enrojecimiento, dolor y calor.
Pero esta reacción vuelve a establecerse una vez que la fuente de la invasión ha sido destruida. Sin embargo, cuando la fuente está presente por largos períodos de tiempo, la inflamación sostenida daña el tejido continuamente y causa problemas a largo plazo. Un ejemplo de esto es la infección del intestino por H. pylori, cuando está activa puede ser una infección crónica y debido a la inflamación en curso, las células / tejidos circundantes están expuestas a moléculas dañinas como especies reactivas de oxígeno, TGF-b1, y así sucesivamente. puede causar una mutación en el ADN de la célula, lo que lleva al cáncer muchas veces.
Otras veces nuestro sistema inmune comienza a ver nuestro propio cuerpo como invasores y comienza a atacar las células y los tejidos que causan enfermedades como la artritis reumatoide.
Es por eso que se sugiere mantenerse alejado de los hábitos dañinos (fumar, beber, etc.) comer saludablemente, hacer ejercicio y mantenerse atento, ya que cualquier tipo de estrés, mental o físico, puede aumentar la inflamación.
