El mareo por lo general proviene de una señal anormal del octavo par craneal, que inerva el aparato vestibular. Ese aparato incluye los “canales semicirculares”: tubos con líquido que se mueve cuando la cabeza gira en ciertas direcciones. El movimiento del líquido en esos tubos hace que los pelos pequeños se doblen, enviando señales al cerebro que se interpretan para proporcionar información sobre el movimiento de la cabeza y el cuerpo.
Si una señal anormal ingresa al cerebro desde esos nervios, la persona puede sentir una sensación de mareo, es decir, vértigo. Las señales anormales pueden provenir de la compresión de un nervio por tumor, daño a un nervio por trauma, infección del nervio o infección del tejido por el que pasa el nervio, daño al aparato vestibular, o cosas que confunden el aparato vestibular. Por ejemplo, el agua fría inyectada profundamente en el canal auditivo hará que el líquido en los canales se mueva, dando una sensación de vértigo (que puede ser muy grave e incómoda). Esa prueba es una forma de medir la función del tallo cerebral en casos donde se sospecha la muerte cerebral; si el tronco cerebral está funcionando, los ojos se moverán hacia adelante y hacia atrás durante la prueba, llamado “nistagmo”, mientras el cerebro intenta enfocar los ojos en un campo visual rotativo.
La mayoría de las personas que se refieren a los “nervios pellizcados” piensan en nervios periféricos provenientes de la columna vertebral o en una extremidad. Pellizcar esos nervios puede causar un dolor tan severo que la persona se sienta mareada o con náuseas. Pero eso sería diferente del vértigo causado por los problemas del nervio craneal.
Finalmente, algunas personas piensan en “mareos” no como vértigo, sino más bien como la sensación que uno tiene antes de perder el conocimiento. Asegúrese de decir “mareos” que el médico está en la misma página.