Hice estas mismas preguntas a cada oncólogo que conocí después de que me diagnosticaron linfoma difuso de células B grandes en estadio IV. Cada caso es diferente y dependerá de dónde se origina el linfoma, el tipo y cómo progresa. Soy un ejemplo de alguien cuyo linfoma no fue detectado durante un buen tiempo.
Para alguien con alta resistencia y síntomas inespecíficos, el linfoma puede progresar sin ser detectado hasta una etapa muy avanzada antes del diagnóstico. Me dijeron que mi alta resistencia me permitía pasar por alto cualquier síntoma inicial como fatiga o pérdida de peso. (Después de todo, parece que todos mis amigos están constantemente cansados y tratando de perder peso.) Primero noté síntomas cuando mi linfoma había progresado a la etapa III, pero mis síntomas eran en gran parte inespecíficos. Mis médicos no estaban seguros si mi fatiga, dolores en las articulaciones, fiebre y sudores nocturnos eran autoinmunes, enfermedades infecciosas o cáncer relacionado. En el momento en que me diagnosticaron, tenía un crecimiento de 15 cm en mi abdomen que no podía sentir en absoluto porque no era visible y no me causaba ningún dolor. En última instancia, tuve que pasar por muchas pruebas antes de hacer un escaneo e identificar el crecimiento.
“¿Cuánto?” Es difícil de saber en términos de tiempo y varía según el tipo de linfoma. Tengo un linfoma de alto grado, lo que significa que crece rápido y probablemente estuvo presente durante dos o tres meses antes de que notara los síntomas. Los linfomas de bajo grado crecen a un ritmo más lento y, en consecuencia, pueden pasar desapercibidos por más tiempo si, como en mi caso, el individuo no nota los primeros síntomas y los síntomas posteriores no son necesariamente específicos del linfoma.
