Como estadounidenses, tenemos más posibilidades de ser comidos por tiburones o ser alcanzados por un rayo que ser asesinados en un ataque terrorista. Dicho ataque califica cuando la motivación para ello implica objetivos políticos.
La falta de atención médica o un tratamiento adecuado para las afecciones, muchas de las cuales son enfermedades del estilo de vida, es una cuestión de tiempo. El costo exorbitante de las primas y deducibles, sin duda, matará a miles más de lo que cualquier terrorista podría comprender.