El tratamiento consiste en infusiones de anticuerpos protectores, que de otro modo carecerían los pacientes. Las donaciones de plasma se prueban en busca de patógenos transmitidos por la sangre conocidos, luego se combinan y procesan para obtener preparaciones concentradas de IgG. Las infusiones se pueden administrar de diferentes formas:
- por vía intravenosa (IgIV): [8]
- por vía subcutánea (SCIg);
- intramuscularmente (IMIg).
La administración de inmunoglobulinas intravenosas requiere la inserción de una cánula o aguja en una vena, generalmente en los brazos o las manos; como utilizan productos altamente concentrados, las infusiones de IgIV deben realizarse cada 3 a 4 semanas. Las infusiones subcutáneas liberan lentamente el producto debajo de la piel, nuevamente a través de una aguja, y deben realizarse todas las semanas. Los pacientes pueden ser entrenados en ambos tipos de técnicas y autoadministrarse sus infusiones en casa. Las infusiones intramusculares ya no se usan ampliamente, ya que pueden ser dolorosas y tienen un mayor riesgo de reacción. La dosificación siempre se ajusta en función del peso y de la respuesta individual de los pacientes a la terapia.