El almidón es un componente importante de nuestras dietas desde tiempos inmemoriales. La civilización humana evolucionó para crecer y consumir granos. Y los granos son forma concentrada de almidón. Sin embargo, nuestras dietas también necesitan incorporar otros macro nutrientes: proteínas y grasas de una manera equilibrada.
Nuestras dietas modernas se han pervertido debido a la gran cantidad de azúcares y carbohidratos simples que estamos consumiendo (dulces, refrescos, maida, pizza, panes blancos, etc.) Si nos atenemos a los carbohidratos complejos de granos, legumbres, vegetales – en moderación, entonces no tenemos nada que temer.
Cada uno de nosotros conoce mejor nuestro cuerpo, por lo que debemos calibrar la ingesta de almidón, de modo que no consumamos los carbohidratos simples y tampoco consumamos el exceso de almidón. Es el exceso de carbohidratos (principalmente almidón) lo que nos hace engordar, a través del mecanismo de la hormona insulina. Y el exceso de grasa que se deposita alrededor del abdomen nos predispone a la diabetes.
La diabetes no es más que un trastorno de nuestro metabolismo. Una vez que estamos afligidos, entonces tendremos que restringir el consumo de carbohidratos para controlar la diabetes.